Cuando se ha considerado la posibilidad de realizar el transplante es porque los médicos han evaluado la historia clínica y se han asegurado de que el transplante de médula ósea es la alternativa de tratamiento adecuada.
Una vez aprobado el transplante como alternativa se procede a dar inicio al tratamiento de Condicionamiento o Régimen de Preparación el cual consiste en destruir todas las células neoplásicas (cancerosas) incluyendo las células sanas (inevitable), con tratamiento tradicional de quimioterapia y/o radioterapia. Esto resulta agresivo para el organismo, pero es necesario a fin de crear espacio para la nueva médula.
Debido a lo duro del tratamiento son importantes los cuidados de apoyo para manejar y disminuir los efectos colaterales de la quimioterapia y/o radioterapia. El paciente debe permanecer en una habitación totalmente esterilizada para evitar cualquier tipo de agente infeccioso, pues su sistema inmunológico habrá quedado inutilizado. Precauciones extremas deberán tomarse para minimizar la exposición del paciente a virus y bacterias.
Los visitantes, así como el personal del hospital, deberán lavar sus manos con jabón antiséptico, y en algunos casos deberán usar ropa especial, guantes y máscaras cuando estén alrededor del área en la que se encuentra el paciente.
Están prohibidas las frutas frescas, vegetales, plantas y flores, por ser posibles portadores de hongos y bacterias que pudieran poner en riesgo de infección al paciente.
Este período de aislamiento y terapia de antibióticos dura hasta que la nueva médula sea capaz de producir la cantidad de glóbulos blancos que le permita combatir las infecciones. También será necesario someter al paciente a transfusiones de sangre periódicas para aumentar la cantidad de glóbulos rojos y plaquetas. En esta etapa la alimentación juega un papel preponderante en los cuidados de apoyo.
Cuando la médula transplantada comience a producir células sanguíneas, el paciente dejará gradualmente los antibióticos y las transfusiones de sangre y plaquetas.
Este proceso, en el cual la médula viaja a través del torrente sanguíneo hacia la médula ósea donde comienza a fabricar nuevos glóbulos rojos, blancos y plaquetas, tiene lugar dentro de los 14 a 30 días después del transplante. La estancia total del paciente en el hospital es de 4 a 8 semanas.
Cuando el paciente deje el cuarto deberá usar máscara, ropa especial y guantes como una barrera de protección contra bacterias y virus, y como un recordatorio a las otras personas de lo susceptibles que son a las infecciones.
Posteriormente, se evalúan las condiciones del paciente por diversos especialistas a fin de conocer el efecto que, sobre los diferentes órganos del cuerpo, pudiera haber ocasionado el tratamiento previo.