Primero se realizan exámenes de sangre especiales para determinar la composición de las células del paciente y del probable donador. A esta prueba se le llama determinación de “Antígenos de Histocompatibilidad” ó HLA. Es necesario que todos los Antígenos de Histocompatibilidad del paciente y el donador sean iguales, en caso contrario se produciría el rechazo del paciente hacia en transplante, o del transplante hacia el paciente.
Dependiendo de la procedencia de la médula donada, los transplantes se clasifican en:
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Singénico: si el donador es gemelo idéntico del paciente. Este sería el donante ideal.
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Alogénico: si el donador es un pariente (hermana, hermano, padres etc.) o una persona ajena al paciente.
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Autólogo: cuando la médula transplantada es del propio paciente.
En el transplante autólogo se obtiene médula ósea del paciente y se la somete a tratamiento con medicamentos para eliminar todas las células cancerosas. La médula se congela y se guarda. El paciente luego recibe quimioterapia en dosis elevadas, con o sin radioterapia, para destruir toda la médula ósea que queda. Finalmente la médula que se guardó se descongela y se administra al paciente para sustituir la médula enferma que se destruyó.
Si el paciente no tiene un hermano(a) compatible se puede localizar una médula compatible en los registros internacionales de Donadores de Médula Ósea.